ACERCA DE LOS INDÍGENAS QUE POBLABAN EL ACTUAL TERRITORIO DE LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO.
Existen en numerosas fuentes de la Historia Colonial, muchas referencias acerca de los habitantes de este territorio, con respecto a cómo eran sus costumbres, su aspecto y hasta como se los denominaba. Pero precisamente en esto puede advertirse que no coincidían las variadas denominaciones recibidas por los grupos humanos pobladores del suelo santiagueño. Es decir, que esa especie de Etnografía que los Cronistas, sacerdotes de distintas órdenes, colonizadores, etc. levantaban de las observaciones realizadas en el terreno, pudo haber carecido de veracidad. Esto llevó a los investigadores argentinos a revisar todo ese material documental y a tratar de interpretarlo correctamente. Inclusive a distinguir lo arqueológico de lo etnográfico.
Referente al nombre que recibieron los grupos indígenas de este territorio, se puede decir que también entre los estudiosos etnógrafos y arqueólogos no hay un acuerdo total o general dado a que hay diferentes criterios; así unos toman aspectos puramente físicos, otros aspectos puramente culturales.
El hecho es que para hablar de los indígenas de esta llanura santiagueña y los nombres que recibieron se debe aclarar primero que los que vivieron tiempo atrás de la conquista, la ciencia arqueológica, en un estudio analítico de su desarrollo y manifestaciones materiales, los diferencian en etapas culturales que para Santiago son: Mercedes, Sunchituyoj y Averías, siendo sus protagonistas, los TONOCOTÉS.
LOS TONOCOTÉS son los indígenas sedentarios que poblaban la región en la que se fundó la ciudad de Santiago del Estero.
Origen Ubicación: el hábitat estuvo dado en lo esencial por la región de llanura que bañan los ríos Dulce y Salado, entre los paralelos 26º y 29º de latitud sur, aproximadamente.
Al norte de estos territorios vivían los Lules; al sur los Sanavirones. Por el oeste, a partir de la montaña de Aconquija y tierra de Ancasti, estaban los Cacanos y en cuanto al límite oriental se supone que no se apartaría mucho de la ribera izquierda del río Salado.
Los Tonocotés pertenecen al tipo brasílido y se dedicaban a la agricultura. Aunque influenciados por las culturas andinas, éstos solían fijar su morada sólo donde las condiciones naturales del territorio les permitían desenvolver su particular género de vida. Sus viviendas estaban emplazadas en forma de aldeas a orillas de los ríos, sobre unas pequeñas elevaciones del terreno, gran parte de ellas artificiales, a las que los Hnos. Wagner llamaron “túmulos”. La vivienda misma era de material deleznable, tenía techo de paja y forma redonda. Las chozas eran de planta circular o rectangular con techos a dos aguas. El poblado estaba rodeado de palos a pique, como defensa de los ataques de los pueblos invasores.
Aspecto físico:
Poco se conoce de las características físicas de los Tonocotés, pero de acuerdo con los estudios en la zona del Río Saldo, se infiere que eran de estatura regular, braquicéfalos, de cara ancha y nariz mediana.
Vestimenta:
Los hombres Tonocotés vestían una especie de delantal corto de plumas de avestruz y las mujeres los confeccionaban con fibra de chaguar o de tela de guanaco o llama con un chiripá por debajo y un paño anudado a un hombro con el que se cubrían el torso.
Del cuello de los hombres colgaba un collar de plumas de avestruz.
Tanto hombres como mujeres en invierno,cubrían su torso con mantas para abrigo, adornadas con chaquiras(cuenta de variado material que se utiliza para hacer collares, pulseras o distintos adornos femeninos) hechas de huesos de buitre.
Armas:
Sus armas eran el arco y la flecha, boleadoras, hondas, hachas, macanas (garrote grueso de madera dura y pesada) El arco, aparentemente de tipo amazónico, es decir, de gran tamaño y las flechas lo eran en proporción. La punta de éstas estaba envenenada, se desconoce con qué clase de ponzoña.
Creencias: No creían más que en vivir o morir. Rendían culto a sus muertos y de ahí que cuidaban su entierro. Hacían reuniones y ceremonias en adoración a sus dioses: la serpiente y la lechuza.
Costumbres y hábitos: estos indígenas se dedicaban a la caza, a la pesca y a la recolección. De la caza poco se sabe. Pescaban con técnicas varias, pero sobre todo en corrales donde atrapaban los peces en redes o los flechaban con el arco.
En cuanto a la recolección, ésta tenía como objeto la búsqueda de la fruta de la algarroba, del chañar y de las tunas; también de algunas raíces secas como la yuca, aunque silvestre.
Como la mayoría de los aborígenes, los Tonocotés eran aficionados a las borracheras. Preparaban sus bebidas embriagantes de algarroba y maíz y sus fiestas eran periódicas.
Eran agricultores, cosechaban el maíz, el poroto, el zapallo, etc.; también eran ganaderos (criaban llamas y guanacos, avestruces mansos y otras aves domésticas)
Hábiles hilanderos y tejedores. Recolectaban frutos silvestres y mieles. Pero por sobre todas estas actividades, la más destacada era la alfarería, de la cual se encontraron gran cantidad de piezas con los más variados diseños, representados en su mayoría por la divinidad Antropo-Ornito-Ofídica.
En la misma región santiagueña, hábitat de los Tonocotés, se descubrió un interesante conjunto de material arqueológico, compuesto sobre todo por cerámica polícroma, al que los hermanos Emilio y Duncan Wagner, sus descubridores y divulgadores, dieron el nombre de “Cultura Chaco – Santiagueña”, cultura que subsistió en la región hasta comienzos del período hispánico. Dado que la población indígena que vivía allí en esa época,eran los Tonocotés, surge de ello que estos aborígenes fueron sus portadores.