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  • SALA CAMINO REAL

    El Camino Real era la ruta que unía las ciudades de Buenos Aires y Potosí en épocas de la colonia y que aún antes de ella ya existía como vía de comunicación entre los pueblos originarios. En su paso por Santiago del Estero, recorre el territorio de sur a noroeste por aproximadamente 400 km., copiando las márgenes del Río Dulce y aproximándose al actual trazado de la Ruta Nacional Nº 9.

    Si bien no tuvo una traza estática y admitió algunas modificaciones de acuerdo a las circunstancias, fue la principal vía por la que transitó la evangelización, el comercio, las tropas y también aquellas personalidades que forjaron la historia nacional.

    En su recorrido, se formaron asentamientos poblacionales, que alcanzaron grandes niveles de desarrollo, constituyéndose muchos de ellos, en centros de la vida cívica, política, social y comercial de la región.

    El paso del tiempo fue dejando huellas indelebles en el territorio y en la memoria; testimonios que hoy recrean la importancia del pasado santiagueño. Capillas, cementerios, monumentos, restos arqueológicos que, junto a las costumbres, tradiciones y creencias legaron los pobladores originarios.

    I

    LOS CAMINOS SON EL SENTIDO DE LA HISTORIA

    Los caminos representan historias que andan y desandan los tiempos.

    El ir y venir de los pasos ha tejido tramos cuyas huellas permanecen.

    De sur a norte. De este a oeste. Encrucijadas, atajos y cortadas. Caminos polvorientos. Caminos de ida y de vuelta que fueron dejando a un costado vidas y pueblos como cuentas de un collar que en otras épocas fueron enhebrando.

    Hoy, son cicatrices de heridas en la piel curtida por el sol y el tiempo. Por allí vinieron, por allí se fueron, por allí pasaron, por allí quedaron. Retazos de historias, de vidas que misteriosamente se esconden entre el polvo. Trazos de la memoria. Marcas indelebles en el espacio. Puertas que van abriendo túneles en el tiempo y nos conectan con el origen que se refleja en la mirada profunda, en el silencio y en la piel oscura de los hombres de la tierra.

    Una sensación de tiempo viejo se instala en el alma, mueve el misterio que encierran estos caminos. Hilos de una urdimbre densa sobre la que se fue tejiendo el destino de las personas y  de los pueblos a cuya vera fueron naciendo.

    II

    El Camino Real

    El sentido norte a sur de nuestros ríos fue determinando el verticalismo social en nuestra geografía. Primero, los pueblos aborígenes en su larga trashumancia fueron estableciendo una sucesión de asentamientos a lo largo de los cursos de agua que eran fuente de vida. Luego, vino la conquista que buscaba la entrada a estos territorios siguiendo el mismo sentido de este eje y fue estableciendo a su alrededor, y no muy lejos de los viejos sitios, las nuevas estructuras que dieron forma a nuestra región. Una nueva historia fue creciendo paralela, enlazando esta nueva construcción de parajes, pueblos, villas y ciudades. De norte a sur, de sur a norte se fue buscando la salida. En el tránsito entre el Perú y el puerto de Buenos Aires, Santiago del Estero fue entretejiendo su destino a través de esa gran vía que vertebraba el nuevo imperio español.

    Los caminos siguen el curso de la historia, abren nuevos espacios, cierran otros, dibujan una nueva geografía en la que aparecen y desaparecen nombres, pueblos y vidas. Los mapas y sus variantes crean nuevos escenarios en la extensa planicie y manifiestan la intensidad de la vida colonial.

    Hasta 1821 existían diversos croquis: el camino de carretas de Potosí a Buenos Aires de 1617; el itinerario de Cipriano Herrera y Loaizaga en 1717; el derrotero de postas, caminos y leguas de Buenos Aires a Potosí de 1755; el camino de los arrieros o el camino del Palomar; el viejo camino del Inca y el croquis de las llamadas carreras de postas. Distintos mapas, distintos recorridos.

    La verticalidad norte-sur es un símbolo de jerarquía social. En los caminos que iban del norte al sur vivía la clase alta. En los caminos horizontales, de este a oeste, habilitaban los “pueblos de indios”. Entre estas sendas había rutas de “contacto prohibido” entre las diferentes clases sociales y estas traspasaban las fronteras. Los caminos del contrabando, del intercambio y de las incursiones. Estos penetraban allí donde el poder de la verticalidad se diluía en relaciones que contradecían el orden establecido. Caminos que aún están ocultos y dan vida a historias aún no contadas.

    Ilustración ICroquis antiguo del camino de carretas desde Potosí a BuenosAires.1687

    III

    Los caminos y los pueblos de los indios

    Santiago del Estero, en el espacio comprendido entre los ríos Dulce y Salado, ya tenía, a principios del siglo XVII, la presencia de “los pueblos de indios”. Estos pueblos representan la expresión más alta de las políticas de colonización contenidas en las ordenanzas del Virrey Toledo. El objetivo era fijar un territorio determinado alrededor del cual se organizarían las comunidades aborígenes nativas, que una vez reducidas, se integrarían en su condición de “indios” al nuevo estado colonial. Los caminos fueron estructurando esta nueva geografía que dará inicio al proceso de colonización. Por allí circuló el nervio y la sangre de la colonia. Por los caminos se sembró el trigo, el maíz, la grana y la miel. También se crearon los ponchos y las jergas, un tejido grueso hecho de lana o algodón para la montura de los caballos, con las que los indios pagaban sus tributos.

    “…Salavina distante del de Pasao, quatro leguas y cavecera de las doctrinas pertencientes a la Real Corona…” nombrando el “…el pueblo de Mamblachi de doña Baleriana Bravo distante tre leguas de Salavina…” para finalizar su recorrido por el Dulce en “… Asingastadependiente de la matriz de Salavina distante diez leguas …”[1]Ilustración II  -Mapa de Pueblos de Indios.

    IV

    Itinerario real de postas -1802

    Este mapa topográfico también conocido como “Guía de Forasteros” de Araujo, su autor, describe el itinerario de postas. Además, aportaba elementos para el conocimiento del tránsito de los ejércitos en la campaña militar al Alto Perú. Este hecha luz sobre la actividad comercial que se desarrollaba por este camino.  Según O. Di Lullo: “ésta ya era intensa, a favor de los caminos establecidos posteriormente por el Correo Nacional, camino de postas que empieza a sembrar de puntos estratégicos para la actividad de nuestra economía rural.”[2]

    De Chañar a Cachi o Pozo del Tigre. 3 leguas.

    De Pozo del Tigre a la frontera con Santiago.6 leguas

    De la frontera al Remanso o Ambargasta. 8 leguas

    Del Remanso a Ayuncha.30 leguas

    De Ayuncha al Simbolar. 4 leguas

    Del Simbolar a Silípica.7 leguas

    De Silipica a Manugasta.4 leguas

    De Manugasta a Santiago.7 leguas

    De Santiago a Jiménez. 9 leguas

    De Jimènez a los Miranda.11 leguas

    De los Miranda a Las Palmas. 6 leguas.”

    Este será el camino a Tucumán de Juan José Castelli, Balcarce, Rondeau, Ocampo, Dorrego como el que tomaron Belgrano y San Martín en su paso por Santiago. Mas tarde, se sumará al Camino Real la localidad de Vinará, que se encuentra apenas cruzado el río Dulce.

    Ilustración IIIMapa de Guía de Forasteros-1802

    Sr. Luis Garay


    [1]Archivo Histórico de la Provincia de Santiago del Estero,”Padrón de Indios de Santiago del Estero,1786”, Legajo 10,Epte.nº79

    [2] O. Di Lullo, “Caminos y derroteros históricos de santiago del Estero”, pág. 91,1959, Sgo. del Estero.

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